Cuando tocamos algo, dejamos nuestras huellas dactilares. Cuando tocamos la vida de la gente, dejamos nuestra identidad. La vida es buena cuando estás feliz; pero es mucho mejor cuando los demás son felices gracias a ti. Vivir para los demás es una regla de la naturaleza. Todos hemos nacido para ayudarnos mutuamente. No importa cuán difícil es la situación en la que te encuentras; sigue haciendo el bien a los demás.”

Amigas y amigos…. Como mujer de Fe, quiero iniciar esta noche especial, con una reflexión del Papa Francisco, con la cual me identifico profundamente, porque desde el momento que recibí esta designación, no ha transcurrido un solo día, sin preguntarle a Dios en ese conversatorio diario: Señor ¿Qué quieres y esperas tú de mi? ¿Qué he hecho diferente para merecer esta distinción con la cual me honran la noche de hoy?

Quiero decirles, que todo inicia con un sentido de pertenencia. Con esa necesidad que tenemos los seres humanos de sentirnos identificados, amados y respetados; con la formación de valores, que independientemente de los cambios a través de las generaciones, determinarán nuestro futuro.

Siempre he dicho que para poder desarrollarnos tenemos que pertenecer y fue precisamente en la mesa del comedor de mi familia de origen, el primer lugar donde sentí que pertenecía. Éramos siete hermanos y  allí todos teníamos una oportunidad para hablar; todos éramos considerados a pesar de la ausencia de mi madre.  Nuestro padre procuró estar allí para todos nosotros;  cimentando valores, educándonos con amor y con disciplina, enseñándonos a compartir, a construir, a dar lo mejor de nosotros, con una tenacidad admirable, que le permitió llevarnos hacia adelante.

Fue en ese entorno donde  comenzó  mi formación personal, que a su vez serviría de base para mi futuro profesional. Allí nació el  firme compromiso por innovar, inspirar y convertirme en un agente de cambio en la sociedad, conllevándome a mi primer proyecto de vida ¡Mi Familia!

Hace 44 años  llegué a  esta Patria que me abrazó con amor; a este suelo istmeño donde Dios me ha permitido edificar una hermosa familia, fruto del matrimonio con mi esposo, Sergio, mi apoyo, mi consejero, mi socio, mi gran compañero en todas las batallas y padre de nuestros queridos hijos Sergio Arturo y Mónica.

Desde el día uno,  llegué dispuesta a aportar, a construir un mejor país,  a trabajar con ahínco y  dedicación, luchando por nuestra democracia.

Este hecho me remonta ahora, a los orígenes de nuestra República y de como Chiriquí por estar en una región ubicada en la periferia, tuvo que vérselas a solas, para desarrollarse.

Hoy puedo decirles, que fue gracias a ese tesón de los abuelos, bisabuelos y tatarabuelos – fundadores de nuestras familias –, quienes con visión de futuro  aunaron esfuerzos para trabajar; emprendiendo  y creando bienestar y oportunidades de negocios para   la región occidental del país. Panameños valientes, de principios, respetuosos de los acuerdos de palabra, desconocedores de la doble moral, a quienes les debemos todos la oportunidad de estar reunidos aquí, en la noche de hoy.

Hace 73 años, muchos de esos ciudadanos oportunamente supieron asociarse en esta augusta Cámara para unir sus capacidades e impulsar el desarrollo de la región. Sin embargo hemos sido testigos de la degradación de una sociedad,  que ha dejado de lado la importancia que se le debe prestar a la familia, educando en valores y principios,  por el dinero, motivando el  consumo y materialismo desmedido.

Actualmente nos enfrentamos a una época de mensajería y satisfacción instantánea, a una adicción a la inmediatez, al Instagram y al tiktok, a las relaciones prolijas y frías.

La privacidad,  ya es tema del pasado. Ahora nos fotografiamos, hacemos “Photoshop” y publicamos, la versión arreglada de cómo nos queremos mostrar. Así también nos manipulan con noticias falsas o sacadas de contexto, con el único objetivo de crear contenido.

Está de más interactuar presencialmente entre nosotros; ya no convivimos con familia ni amigos. El mundo de la virtualidad es cada día más real.

Lo hacemos todo a través de una cámara, como cuando asistimos a un concierto y dejamos de disfrutar del evento para captar todo a través de un lente y transmitirlo por una plataforma, para que los seguidores sepan que estamos ahí. No podemos dejar de mencionar las veces que observamos en un restaurante, a miembros de una familia, que en vez de conversar entre ellos, están “literalmente” en la pantalla del celular y a veces, hasta conversando entre ellos en el chat.

No me queda mas que preguntarles ¿Qué esperamos para hacer correctivos, ser consecuentes con nuestras prioridades rescatando la convivencia y restarle protagonismo a las redes sociales?

Pasamos por alto que somos agentes de cambio, y que en la medida que nosotros cambiamos, el entorno cambia.

Y es que hoy en día, cito: “necesitamos un tipo especial de coraje. No del tipo que se necesita en la batalla, sino del tipo que nos hace defender todo lo que sabemos que es verdadero y honesto” como decía la Reina Isabel.

También el escritor Pino Aprile en su libro “El Elogio del Error”, plantea que los errores son el verdadero motor de la vida y que nunca seríamos lo mismo sin habernos equivocado tanto. La vida es un constante aprendizaje de ensayos y errores, de permanentes decisiones para siempre avanzar. No debemos permitirnos como adultos responsables, que los niños y los jovenes, sigan pagando por las omisiones de los adultos que les rodean.

Como sociedad, y desde esta tribuna del sector privado, que es motor impulsor de la economía, no podemos continuar siendo indiferentes desde nuestra zona de confort. Tenemos el deber de ser ciudadanos y sumar para construir un mejor país desde la familia, que es la incubadora de las empresas en nuestra Nación.  Debemos contribuir como sociedad en la formación de los futuros líderes empresarios.

El activo más importante de un país es su gente; la educación el nivelador social, que es la herramienta que permite robustecer las instituciones  y controlar  la corrupción.

Con ese propósito nace en la Cámara de Comercio de Chiriquí el proyecto Cada Joven Un Líder durante los años 2017-2018, en alianza con Fraklin Covey Latam.

Con esta iniciativa se hizo un primer acercamiento a 7,000 estudiantes aproximadamente, pre graduandos de  colegios de varios distritos de la provincia chiricana, para que pudieran contar con las herramientas para enfrentar con éxito los desafíos que se les presentan en las distintas etapas de su vida, basados en  los Siete Hábitos de los adolescentes altamente efectivos, de Sean Covey. Fue un importante primer intento, y en esa misma línea de trabajo, hoy existe la oportunidad de llevar adelante una iniciativa similar enfocada desde la niñez, a cargo de la  Escuela de Líderes por Panamá, de la cual estaremos brindando detalles próximamente.

Se hace necesario impulsar programas como este, porque Panamá requiere, de líderes con talento y capacidad de adaptación a los cambios, propulsores del debate de ideas, para defender lo nuestro como Nación y rescatar ese sentido de Patria, del que me sentí tan maravillada al llegar a este suelo Istmeño.

A diferencia de la unión que marcó nuestra independencia, estamos en una época donde el individualismo predomina, y para ser verdaderos líderes necesitamos despojarnos; tenemos que entender que nos necesitamos unos a otros para alcanzar nuestros sueños. Dejarnos de ser YO, para convertirnos en nosotros, fomentando la asociatividad y el gremialismo.  A pesar de la época y del escenario, tenemos el deber de marcar pautas, dejar huellas y seguir empoderando a nuestro círculo de influencia para construir equipo y poder delegar acertadamente.

Los retos que nos depara el futuro son enormes, y nuestra Patria  merece que los enfrentamos.

Cuando las personas, organizaciones o  comunidades se unen, tienen la capacidad de sumar la multiplicidad de recursos, conocimientos y habilidades que cada quien trae consigo, respetando sus diferencias y limitaciones. Así se fortalecen sus competencias para abordar desafíos que de otro modo serían insuperables individualmente.

El mundo empresarial es un viaje apasionante lleno de retos y oportunidades. En cada esquina, nos enfrentamos a cambios disruptivos, innovaciones  y un entorno corporativo en constante evolución, como la nueva llamada Inteligencia Artificial de la cual todos hablan y le temen. Pero en su lugar debemos acogerlos  y  abrazarlos  como oportunidades para empoderarnos y  crecer.

Esto es lo que hemos procurado en Procesadora de Granos Chiricanos. Tenemos un gran compromiso, el cual reafirmamos diariamente, jugando un rol importante en el desarrollo y modernización de la agroindustria en Panamá, a partir de la reciente renovación de la infraestructura, que nos ha permitido contar  con maquinaria y tecnología  de primer mundo, para ofrecer al mercado productos con altos estándares de calidad; consolidando a su vez la relación con el sector productivo para promover su competitividad, impulsar   la generación de empleos y el crecimiento socioeconómico de la región occidental.

Para ir finalizando, no puedo dejar de compartir con ustedes algo de mi filosofía personal: Cuando la vida y las circunstancias te lo permiten, debes comenzar a devolver lo que has recibido de ella. Yo quisiera terminar mis días cumpliendo esa misión, retornando a la vida lo que me ha dado, sembrando para la comunidad, para mi familia, para los gremios que me han permitido servirles.

Para Dios, SIEMPRE mi infinita gratitud, porque SU fortaleza y voluntad, son mi permanente inspiración.  A los miembros de la Junta Directiva de Cámara de Comercio de Chiriquí,  a la Comisión Organizadora y a todos aquellos que tomaron la decisión de elegirme como Empresaria del Año 2023, mi sincero agradecimiento.

Este reconocimiento, no es solo un reflejo de mi trayectoria, sino también de la dedicación y el esfuerzo incansable de todo un equipo, entre ellos mi familia, quien ha sido un apoyo inquebrantable en mi camino empresarial. Sus sacrificios y su amor incondicional me han dado la fortaleza y la motivación para seguir adelante, incluso, en los momentos más desafiantes.

Todos ustedes han impactado mi vida positivamente a lo largo de los años: Amigos, colegas, aliados estratégicos, socios comerciales, proveedores y clientes.

Apreciados todos….  Tengamos siempre presente que el cambio comienza por cada uno de nosotros. Seamos siempre instrumentos de Luz.

¡Nuevamente, GRACIAS por este increíble honor!